Por curioso que parezca, el próximo 1 de mayo comienza en Sevilla su famosa y esperada Feria de Abril. Y es que este colorido evento comienza habitualmente dos semanas después de la finalización de la Semana Santa, celebración que este año ha llegado algo más tarde en el calendario; así que en esta ocasión, la Feria de Abril se celebra en mayo. Sea como sea… ¡Bienvenida sea la Feria -y su jamón ibérico- tras el parón obligado de dos años por la xxxxx pandemia!
De feria de ganado a feria del baile, el color y la gastronomía
Dicen que Sevilla tiene un color especial, pero también tiene un olor muy particular durante la semana que dura su feria: el del jamón ibérico. Es cierto que tiene que competir con otros platos típicos de estos días, como el “pescaito” frito, los mariscos, y los guisos de rabo de toro, la carrillada ibérica, el arroz con carne o los garbanzos con espinacas o con bacalao. Pero a pesar de todo, no cabe duda de que es el jamón ibérico el auténtico protagonista gastronómico de la semana sevillana.
Sus orígenes se remontan a la época de Alfonso X “El Sabio”, quien permitió en el año 1254 que Sevilla celebrara dos ferias ganaderas; una en abril y otra en septiembre. Sin embargo, no es hasta el año 1846 cuando la Feria comienza a tomar la forma de lo que actualmente hoy se conoce. Ese año, dos concejales de la ciudad (uno de origen catalán y otro de origen vasco) redactaron una propuesta para rescatar la extinta feria inaugurada en tiempos de Alfonso X. Así, en 1847 se celebró una feria ganadera con un éxito tan rotundo que se decidió seguir celebrándola. Poco a poco, el carácter festivo de la población sevillana fue inundando la esencia de la feria hasta convertirse en lo que es hoy en día: una celebración de la vida, de la fiesta y de la gastronomía en general (y del jamón ibérico en particular).
¿Qué tiene el jamón que tanto triunfa?
Obviamente, su sabor y su textura inigualables hacen de este producto de nuestra gastronomía un plato más que atractivo. Es todo un emblema nacional, capaz de conquistar los paladares más exigentes de cualquier cultura. Sin embargo, son muchos otros los factores que lo convierten en imprescindible estos días.
El jamón es un producto muy versátil. Apetece a todas horas. Ya sea por la mañana, a mediodía, por la tarde o bien entrada la noche, porque además, se puede consumir a cualquier hora y sin necesidad de ser cocinado. Por eso, aunque no se encuentren abiertas las cocinas de las casetas justo en el momento en el que a ti te pica el gusanillo, nadie te va a negar un plato o unos taquitos de jamón. Además, aunque existe una temperatura correcta para su consumo, tienen la ventaja de que no necesita estar refrigerado ni al resguardo de las altas temperaturas que ya en abril suelen presentarse en la capital andaluza. Por eso es muy cómodo contar con una pata en cada caseta como plato socorrido (a la vez que delicioso).
Sevillanos y turistas, tanto nacionales como extranjeros, disfrutan durante la feria de la gran cantidad de oferta gastronómica de las más de mil casetas que, en estos 7 días, forman una efímera ciudad en los terrenos del Real de la Feria. El rebujito, el fino y la manzanilla, son el complemento perfecto para maridar con un jamón ibérico que, como decimos, aporta un olor especial a tan señalados días en Sevilla.
