¿A partir de qué edad se puede comer jamón?

Un poco de paciencia…

Las propiedades nutricionales del jamón están sobradamente demostradas. Es una gran fuente de proteínas de alto valor biológico ya que posee todos los aminoácidos esenciales, pero también de minerales como el hierro, el fósforo o el zinc y vitaminas del grupo B. Sin embargo, las necesidades alimenticias de un recién nacido son muy distintas de las de los adultos, e incluso de las de niños de mayor edad.

Como hemos dicho, durante los primeros meses, la leche materna aporta absolutamente todo lo necesario para el correcto desarrollo del bebé -agua, proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales-.

Las necesidades de aporte proteico se van reduciendo conforme el niño crece, ya que el ritmo de crecimiento también va disminuyendo durante los meses posteriores. Así, no podemos atiborrar a nuestros peques de proteínas sin más.

Por otro lado, la cantidad de sal del jamón y la dificultad para masticarlo, con el consecuente riesgo de asfixia, hacen que lo mejor sea esperar al menos hasta que cumplan el primer año de vida para que comiencen a probar este delicioso alimento que es el jamón.

Además, aunque la grasa es el elemento que más sabor y aroma aporta al jamón, y que es rica en vitaminas liposolubles y ácidos grasos como el oléico, es aconsejable retirarla y cortar el magro en pedacitos pequeños y finos para que el bebé pueda disfrutarlo sin riesgo.

Educando el paladar

Como todos y cada uno de nuestros sentidos, el gusto se educa. Nadie nace con la capacidad de apreciar los colores que tiene un pintor, el oído de un músico, el olfato del enólogo o el gusto de un buen gourmet. El hecho de introducir el jamón en la dieta de nuestros peques, no es simplemente un ejercicio nutritivo, sino de apertura a todo un mundo de sabores.

En el jamón encontramos el llamado quinto sabor o sabor delicioso: el umami. Si acostumbramos a nuestros hijos a probar distintos sabores, poco a poco iremos ayudándoles a educar su paladar, a que estén abiertos a probar nuevos productos y a que comer sea todo un placer. Cuanta mayor capacidad tengamos para disfrutar de diferentes sabores, no solo tendremos la posibilidad de alimentarnos mejor, sino que convertiremos esta necesidad básica en un momento de disfrutar, tanto individualmente como en compañía.

Así que ya sabéis. Podéis comenzar a darle jamón a vuestros peques a partir del añito de edad. Veréis como pronto os están pidiendo para el almuerzo del cole un buen bocadillo de jamón.