La receta que os traemos esta semana tiene muy poco de innovadora pero mucho de cocina de aprovechamiento. Es una variante colorista de la clásica tortilla de patatas, a la que añadimos algunas verduras al gusto, chorizo y, como no, jamón (de Teruel en nuestro caso). Y decimos que es cocina de aprovechamiento no tanto por sus orígenes sino porque en ella caben esos trocitos de pimiento, ese pedacito de jamón o de chorizo que se nos va a poner duros, o esos guisantes que no utilizamos la última vez. ¡Cuántas neveras habrán “limpiado” este tipo de recetas!
Seguro que la habéis comido una y mil veces, pero por si nunca os habéis aventurado a hacerla, os animamos a que sigáis esta sencilla receta, ideal tanto para una cena como para un almuerzo mañanero de esos que te ponen las pilas para terminar la jornada laboral. Ahí vamos.
Ingredientes:
– 8 huevos.
– 2 patatas.
– 1 cebolla.
– 1 pimiento rojo.
– Un puñado de guisantes de bote.
– 100 gramos de chorizo.
– 100 gramos de jamón de Teruel DOP.
– Una pizca de sal.
– Aceite de oliva Virgen Extra.
Elaboración:
Comenzamos por pelar y cortar en rodajas más bien finas las patatas. En una sartén, ponemos a calentar una buena cantidad aceite de oliva (si lo prefieres, puedes utilizar de girasol) mientras cortamos en juliana la cebolla, el pimiento rojo en trocitos, y el chorizo y el jamón en taquitos. Puedes utilizar cualquier otra verdura que te guste o que le esté cogiendo gusto al frigorífico, como calabacín, pimiento verde o zanahoria.
Con el aceite caliente (pero no tanto como para freír), echamos las patatas y bajamos un poquito el fuego. Queremos que queden bien blanditas. Para ello, en cuanto cojan un poquito de color, añadiremos la cebolla y una pizca de sal. Todo ello, unido a un fuego medio, hará que las patatas nos queden tiernas y jugosas para nuestra tortilla.
En otra sartén, calentamos un poquito de aceite para ir pochando el pimiento. Puedes añadirle una pizca de sal, pero poca, porque en que esté casi listo, añadiremos el chorizo y el jamón para darles un breve salteado. Recuerda que tanto el chorizo como el jamón son productos con sal añadida, así que te recomendamos que no eches demasiada sal, ni a las patatas y la cebolla, ni al pimiento. Como os hemos dicho, hemos utilizado jamón de Teruel (concretamente, un pedacito de la punta que estaba bien jugoso) y un trozo de chorizo dulce que está para chuparse los dedos. Cuando esté todo salteado, añadimos los guisantes de bote y retiramos del fuego. Puedes usar guisantes frescos o congelados, pero en ambos casos, tendrás que hervirlos antes de saltearlos.
Cuando estén listas las patatas y la cebolla, las escurrimos bien del aceite y mezclamos con el salteado que hemos hecho aparte. A continuación, batimos bien los 8 huevos en un bol grande y vertemos encima nuestra mezcla.
Solo queda hacer la tortilla. Para ello, calentaremos bien con un poquito de aceite la mejor sartén que tengamos (sí, esa que no se pega, o casi…). Cuando esté bien caliente, volcamos el bol e inmediatamente bajamos casi al mínimo el fuego mientras vamos removiendo para que se vaya haciendo por dentro. Una vez hecho esto, tapamos la sartén y dejamos que el huevo vaya cuajando despacito.
Y llega la parte más divertida… Darle la vuelta. Despegamos con una espátula los laterales de la tortilla, ponemos un plato encima y… ¡ale hop! Volteamos la sartén para volver a colocar la tortilla del otro lado y terminar de hacerla.
El punto de la tortilla es todo un mundo en el que no queremos entrar. Yo os puedo decir que en mi casa, gusta más bien hecha (excepto a mí, pero soy minoría), así que nuestra tortilla quedó bien cuajada pero jugosa y, sobre todo, bien sabrosa.
Esperamos que os animéis no solo a pedir tortilla paisana cuando vais de bares, sino que colaboréis en la “limpieza” de la nevera con esta fantástica receta.
